martes, 11 de marzo de 2008

Ayer fue en día extraño.
Me sentía vacía por dentro. Sin animo, sin ilusión.... decidí dejarme llevar por el temporal y me acerqué a Donosti. El mar estaba furioso, agresivo, como si le hubieran robado lo que mas anhelaba.

La zona del Peine de los Vientos cortada para coches y peatones, pero la gente caminaba por allí como si tal cosa. Yo también lo hice, perdida entre el rugir de las olas y las conversaciones ajenas, cámara en mano... Y como tantas veces en que me he ido a caminar sola, él estaba a mi lado, yo le sentía allí... pero ayer era distinto, porque si cerraba los ojos no podía ver su sonrisa, ni podía escuchar su voz... simplemente me observaba, en silencio, como un mero espectador...

Dejé que el viento me arrastrase, dejé que las olas me salpicaran furiosas y pude robarle unos minutos de violencia al mar, que golpeaba contra los muros desbordándose, deshaciéndose en un millón de lágrimas, gritando a los paseantes que se alejaran, que le dejasen con su agonía a solas...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

sg"Soy igual que tú eres, viento.
Me pienso, me sublevo.
Acaricio montañas llenas de aromas y sueños,
de niños, de ciervos...
Barro dictaduras y ao la paz y el sosiego
y detrás de mí, soplo de viento,
vienes tú conmigo pa´ meterles miedo.

Y pa´ los labriegos y ganaderos
vienes tú conmigo pa´ acariciar sus sueños
y darles el agua que estaban pidiendo
a dioses confusos... a dioses sin cielo.

Déjame ir contigo rebelde y risueño.
Déjame ir contigo, libre como el viento.
Déjame ir contigo que en tí están mis sueños.
Déjame ir contigo...

o se irá mi sueño.

Dama Galadriel dijo...

El mar siempre se cobra sus tributos.
La felicidad y la tristeza pueden ser barridas por el mismo viento.
Por eso obtener la felicidad siempre conlleva "viajar" con algo de tristeza.
Un saludo.